Civilizaciones Altruistas



Stephen Hawking pensaba que el contacto con una civilización alienígena podría ser catastrófico, que una tecnología más avanzada nos conquistaría sin dudarlo del mismo modo como Europa conquistó América luego de Colón[1]. Nosotros sostenemos que esto no es así, que una tecnología poderosa acota drásticamente el rango de comportamientos posibles y que a partir de cierto umbral tecnológico las civilizaciones son inevitablemente altruistas. 

Hemos mostrado que todas las especies que acumulan tecnología experimentan en algún momento de su historia un período de crecimiento acelerado. A partir de cierto umbral tecnológico, la población y la tecnología se interrelacionan y cada una fuerza el incremento de la otra disparando un crecimiento explosivo. La explosión demográfica ocurre siempre, es una característica del proceso que construye civilizaciones tecnológicas. La humanidad es solo un caso particular.

Pero hay algo más que se puede decir con certeza respecto a las civilizaciones tecnológicas: luego de crecer abruptamente, todas chocan contra los límites de su medio ambiente. No solo es típico el crecimiento explosivo, también es típico el choque. No se trata de una opinión, es una cuenta de almacenero: 

Si en un sistema cerrado una especie utiliza cada vez más recursos, su crecimiento se detendrá cuando se acaben los recursos. 

Es un hecho simple que afecta a muchas especies y se conoce como crecimiento logístico (fig.1).

Firura 1. Función Logística

Una  forma de escapar de este destino sería configurar un sistema abierto y no cerrado. En nuestro mundo, esto equivale a traer recursos desde el espacio hacia la Tierra y emitir residuos desde la Tierra hacia el espacio (lejos, para que no reingresen). Pero esta solución no es realista. La tecnología necesaria para traer recursos de otras partes en cantidad suficiente para resolver la escasez  planetaria es varios siglos posterior a la tecnología que se necesita para causar esa escasez. Las civilizaciones están condenadas a adaptarse al tamaño de sus mundos antes de salir al espacio.

Otra solución es dejar que la escasez de recursos detenga el crecimiento poblacional, como ocurre con muchas otras especies, pero en nuestro caso existe una diferencia central: en algún punto la tecnología se torna potencialmente autodestructiva y la natural adaptación al colapso podría significar la extinción de la tecnología que lo causa. Esto implica, como mínimo, una drástica reducción de la población, pero puede significar también la extinción de la especie tecnológica.

Las alternativas para nuestra propia especie son exactamente esas. O bien nos adaptamos al tamaño del planeta (fig. 2) o bien nos extinguimos por utilizar una tecnología poderosa contra nosotros mismos (fig.3).

Figura 2
Figura 3


Probabilidad de autodestrucción

Cada vez se difunde más la idea de que existe un período potencialmente autodestructivo previo a la estabilidad tecnológica porque después de cierto umbral, la tecnología parece aumentar las probabilidades de extinción

El filósofo Nick Bostrom [3] de la Universidad de Oxford ha estudiado recurrentemente los riesgos existenciales que se han incorporado a nuestra civilización debido a su incipiente tecnología. Su compañero, Toby Ord, también filosofo de Oxford, ha revisado en detalle el riesgo que significa un colapso bélico nuclear y la probabilidad de que ocurra [4].

Carl Sagan consideraba que una gran cantidad de civilizaciones pueden desarrollar tecnología, pero solo una minoría se vuelve estable y perdura. La Teoría del Gran Filtro [2] de Robin Hansen afirma que en algún punto evolutivo hacia una especie tecnológica se opera una gran poda donde muchos entran y pocos salen. Es posible que la inmensa mayoría de los mundos jamás produzca vida o bien que muchos mundos produzcan vida celular pero contadas veces evolucionen hacia la vida multicelular o bien que la inteligencia sea muy rara. Si el filtro de Hansen se formara justamente cuando las especies inteligentes desarrollan tecnología, extinguiendo a la mayoría y dejando pasar a muy pocas, entonces tendríamos algo idéntico a la observación de Sagan.

Según un estudio reciente sobre el número de civilizaciones tecnológicas posibles en la Vía Láctea [5], la probabilidad de autoaniquilación es mucho más relevante que la probabilidad de abiogénesis o más importante que el tiempo que tarda la vida en evolucionar hacia una civilización tecnológica.


La inestabilidad típica

Si todas las civilizaciones tecnológicas viven un período de crecimiento acelerado y todas chocan luego contra su medio ambiente, entonces su supervivencia dependerá invariablemente de que sus especies tecnológicas se adapten a la tecnología que producen. Hay un período que va desde el instante en que la tecnología se torna autodestructiva hasta el momento en que la especie inteligente se adapta a ella donde la probabilidad de extinción aumenta sensiblemente. La inestabilidad es típica y caracteriza el nacimiento de las formas estables de tecnología.

Figura 4

En la figura 4 hemos atrapado el proceso. Las civilizaciones acumulan tecnología hasta que se tornan autodestructivas. En ese momento deben atravesar un período inestable. Si no logran atravesarlo experimentan un retroceso evolutivo que se opera cuando se desintegra naturalmente su capacidad tecnológica de alterar el medio ambiente. Se trata de un retroceso que puede implicar incluso la extinción de la especie tecnológica.

Si la civilización supera el desafío y aprende a convivir con la tecnología que genera sin destruir su entorno natural, entonces nace una civilización tecnológica estable. Una estructura tecnológica particularmente longeva que puede seguir desarrollando tecnología durante mucho tiempo.

Nuestro punto tecnológico actual sirve como referencia. Ya poseemos una tecnología potencialmente autodestructiva pero aún no nos hemos adaptado al tamaño de la Tierra. Una civilización con tecnología para viajes interestelares debe ser unos cuantos siglos o milenios posterior a este punto.


Un filtro cósmico

Si todas las civilizaciones deben atravesar un período crítico antes de alcanzar una tecnología poderosa, entonces ese período funciona como filtro selectivo para el tamaño de la tecnología. Las tecnologías poderosas solo son posibles si las especies que las producen logran atravesar la inestabilidad típica. 

Los organismos biológicos pueden vivir o morir antes de replicarse y sobre estas alternativas se efectúa una selección natural que actúa sobre las características individuales. Pero cuando el ente que sobrevive o se extingue es toda una civilización, los objetos sobre los que actúa la selección son ahora las civilizaciones y no los individuos. Se trata de una selección cósmica que determina las características de las civilizaciones. 

Si miráramos el cielo con un telescopio mágico, solo veríamos civilizaciones que han atravesado el filtro. Las formas inestables de tecnología son fugaces y, por lo tanto, es muy improbable que las detectemos.


Problemas típicos.

Tiene sentido preguntar entonces cuales son las características que hacen posible atravesar el filtro.

Si todas las civilizaciones chocan contra su medio ambiente, solo superarán el colapso aquellas que resuelvan los problemas que ese choque genera. Sabemos que mundos distintos presentan problemas distintos porque difieren en su tamaño, su atmósfera, la existencia y distribución de los  océanos, los parámetros climáticos y los ecosistemas. Pero algunos de los problemas son comunes a todos ellos. Como nosotros mismos estamos chocando, podemos ver estos problemas en detalle.

Hemos identificado tres problemas típicos, asociados al crecimiento abrupto.

  1. La aplicación bélica de la tecnología nuclear
  2. El déficit ecológico
  3. La obsolescencia de los modelos de organización

En lo que sigue veremos que para superarlos se necesita siempre la misma receta: una especie altruista, capaz de priorizar el bienestar ajeno.


1. La aplicación bélica de la tecnología nuclear

La tecnología es un fenómeno cultural y la cultura solo puede darse dentro de los grupos [6]. Cuando la escasez pone en riesgo la supervivencia, aparecen enfrentamientos intergrupales.

Conforme los grupos acumulan tecnología, se fabrican armas para mejorar el desempeño en los enfrentamientos y la tecnología bélica se transforma en un elemento gravitante en la selección de grupos.

Pero durante el período acelerado, la tecnología aumenta también por otras razones. Si aumenta la población, aumenta la demanda de recursos y, en particular, la demanda de energía. El desarrollo de la tecnología nuclear es un corolario de este proceso y entre las múltiples aplicaciones está la fabricación de armamentos. Pero el uso bélico de la energía nuclear es ahora peligroso y su su utilización masiva puede atentar contra la supervivencia de la civilización [7][8], iniciando o intensificando la inestabilidad típica.

Entre las habilidades que debe desarrollar una especie tecnológica para superar el período crítico está la capacidad de convivir con la tecnología nuclear, lo que significa que ya no podrá producir guerras masivas. Es una de las formas en que el tamaño de la tecnología condiciona el hacer de las especies.

A igualdad de los demás factores, las especies altruistas tienen menos probabilidad de desatar una guerra masiva que las especies egoístas. Por definición, una especie altruista prioriza el bienestar ajeno y esto debilita la posibilidad de destruir al otro. A partir de cierto grado de altruismo, las especies ya no utilizarán armas nucleares contra otros individuos.

La cuenta puede hacerse más detalladamente. El camino hacia una conflagración nuclear grave está hecho de pequeños pasos:

  • Aparece la tecnología nuclear
  • Se fabrica la primer arma nuclear
  • Se fabrican armas nucleares en cantidad suficiente para provocar la extinción de la civilización.
  • Estalla una guerra nuclear masiva.
  • La civilización se extingue como consecuencia de una guerra nucear masiva  

En todos los casos, a igualdad de los demás factores, una especie altruista tendrá menos probabilidad de dar el siguiente paso y avanzar hacia una conflagración peligrosa.

Cuanto más altruista es una civilización, menos probable es que se extinga utilizando armas nucleares.

Si pensamos en el altruismo como un número [4], debe existir un valor de altruismo $M_1$ tal que todas las civilizaciones cuyo altruismo sea menor se extingan por acción de las armas nucleares en una guerra masiva. Las civilizaciones cuyo altruismo es mayor que $M_1$, pueden perdurar. Si hemos de buscar civilizaciones tecnológicas capaces de atravesar la inestabilidad típica y hacerse estables, debemos buscar entre aquellas cuya especie inteligente tiene un altruismo promedio mayor o igual que $M_1$.

En las civilizaciones cuyo altruismo es menor que $M_1$, algunos individuos no logran establecer una diferencia de prioridades entre la extinción de la civilización y la muerte de los suyos. Si esos individuos controlan armas nucleares, a largo plazo la civilización que los soporta se extinguirá. Esa ceguera no es ni buena ni mala; simplemente el universo dejará pasar a las civilizaciones que no se extingan y no dejará pasar a las que sí lo hagan. Las primeras perduran y las segundas no. De este modo, la inestabilidad típica no solo selecciona civilizaciones, selecciona también una moral, un grado de altruismo. Y la selección es natural, simplemente ocurre.

2. El déficit ecológico

Cuando una civilización crece aceleradamente, se incrementa su consumo de recursos dentro de un mundo donde la provisión es constante. El déficit ecológico se configura cuando el consumo y los desechos globales son mayores que lo que el mundo puede producir y digerir sin degradarse.

Nuestra situación actual es un buen ejemplo de este problema. Estamos calentando la atmosfera, reduciendo la biodiversidad y alterando el uso de la tierra y el mar. Es evidente que nuestra civilización está chocando contra el medio ambiente y que la relación ya es deficitaria.

Para que una civilización supere el choque debe aprender a convivir con los límites de su mundo. No se trata de un imperativo moral sin de una realidad objetiva: si aprende, perdura; si no aprende, se extingue.

La mejor forma de ver la importancia del altruismo para resolver el déficit es analizar lo que ha ocurrido con aquí con el problema del calentamiento. 

En 1992 se llevó a cabo la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Allí se estableció que las emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero, fundamentalmente CO2, estaban calentando la atmósfera y que debían reducirse. Desde entonces las naciones han conferenciado muchas veces negociando, acordando, fracasando, celebrando, retirándose de las conversaciones y volviendo a celebrar. Pero las emisiones de dióxido de carbono efectivamente medidas (fig. 5) no mostraron la menor evidencia de acciones durante esos 30 años.

Figura 5

Los negociadores atendían intereses particulares. Los productores de petróleo no querían dejar de producir petróleo; los fabricantes de automóviles querían amortizar sus plantas para motores de combustión; las empresas eléctricas querían aumentar sus utilidades atendiendo una demanda creciente mediante la instalación de centrales termoeléctricas y los representantes de las naciones no querían que sus poblaciones padecieran una reducción en la oferta durante sus gobiernos para seguir detentando el poder. Por su parte, la inmensa mayoría de la población no estaba dispuesta a una reducción del consumo de energía. 

Frente a un síntoma de estrés medioambiental, priorizar los intereses individuales ha conspirado aquí contra cualquier intento de solución.

En general, para que una civilización resuelva problemas medio ambientales, debe ser capaz de valorar el interés común, el bienestar ajeno, porque el medio ambiente es común a todos individuos de la especie. Los comportamientos que benefician el interés común son altruistas.

Si todas las civilizaciones presentan un choque con el medio ambiente cuando los recursos comienzan a escasear, las especies que presentan comportamientos altruistas, que priorizan el bien común, tiene más chances de superar el choque. Las especies individualistas chocarán irremediablemente, no porque no puedan prever el choque sino porque no tendrán la genética para evitarlo.

Cuanto más altruista es una civilización, menos probable es que se extinga como consecuencia de degradaciones medio ambientales.

Si pensamos al altruismo de una civilización como un número real [4], entonces existe un mínimo altruismo $M_2$ tal que toda civilización que tenga un nivel aún menor no logrará superar sus degradaciones medio ambientales y, por lo tanto, no logrará pasar el período inestable. Si una especie presenta un altruismo mayor o igual a $M_2$, estará en condiciones de adaptar el consumo y los desechos a los límites que su mundo permite. 

Si buscamos civilizaciones que se adapten a su tecnología, sus especies deben ser capaces de un altruismo mayor que el mínimo ecológico.


3. La obsolescencia de los modelos de organización

Este tema es muy polémico por lo que solo lo describiremos.

Si una civilización crece aceleradamente hasta chocar con su mundo, sus modelos de distribución colapsarán también cuando el déficit de recursos presione sobre el crecimiento. Observemos que el crecimiento no solo es poblacional, también es tecnológico.

Supongamos que en toda civilización tecnológica los individuos se integran económicamente realizando dos acciones: consumiendo y produciendo. Conforme aumenta la tecnología ocurren dos cosas: 

  • Cambian las metodologías de producción y por lo tanto, las capacidades laborales requeridas. 
  • Disminuye la cantidad de personas necesarias para producir un mismo bien o servicio. 

En el primer caso, la situación colapsa cuando el período laboral de una persona es mayor que el cambio tecnológico de capacidades requeridas. Si un hombre trabaja desde los 18 años hasta los 65 años y la tecnología para producir bienes y servicios cambia en 30 años, a los 48 años el sujeto padecerá la obsolescencia de sus capacidades las lobares. La única solución es la recapacitación. Pero esta solución presenta muchos problemas (hay muchos individuos que no son recapacitables; las empresas prefieren un individuo joven capacitado antes que uno mayor recapacitado; nadie financia la recapacitación; la velocidad del recambio aumenta durante la inestabilidad típica dejando cada vez más personas obsoletas).

En el segundo caso, prevemos que a partir de cierto momento, los bienes y servicios necesarios para vivir podrán producirse sin personas. Esto significa que el individuo seguirá funcionando como  consumidor pero ya no será necesario que funcione como productor.

Una civilización tecnológica unos miles de años posterior a la nuestra ya no necesitará que los individuos trabajen para vivir. Por supuesto, seguirá habiendo mucho para hacer, pero la vida o muerte de los sujetos ya no estará asociada a ello.

En algún momento hacia ese futuro, debe darse una transición laboral desde los individuos hacia los dispositivos tecnológicos. Si bien somos consientes de no estar argumentándolo (aquí hay una presentación más detallada), los comportamientos altruistas permiten esta transición y los individualistas la inhiben. Los individuos que prioricen su propio interés considerarán injusto que otros sujetos consuman sin producir, aunque ya sea posible producir sin personas.

Hay un mínimo altruismo que hace posible esta transición laboral. Nuevamente, si el altruismo fuera un número real podríamos anotarlo con un número $M_3$. Ninguna civilización cuya especie presente un altruismo menor a $M_3$ puede adaptarse a la transición laboral desde los individuos hacia los dispositivos.


Componiendo un mínimo altruismo

Todas las civilizaciones que acumulan tecnología ingresan en un período inestable caracterizado por el incremento de su tecnología y su población. Algunos de los problemas que ese período plantea son comunes a todas las civilizaciones. Solo es posible resolver esos problemas si las civilizaciones tienen cierto grado de altruismo. Dado que hemos expresado mediante un número el altruismo de los comportamientos, individuos o especies inteligentes, podemos hablar entonces de "mínimo altruismo" en cada caso. La situación obtenida es la siguiente:

  • Para convivir con la tecnología nuclear sin destruir el propio mundo es necesario un mínimo altruismo $M_1$
  • Para resolver el déficit ecológico es necesario un mínimo altruismo $M_2$
  • Para adaptarnos a un de modelo económico que sea compatible es necesario un altruismo  mayor o igual que $M_3$

Para atravesar la inestabilidad típica, es necesario resolver los tres problemas. Ninguna civilización será estable mientras sobreviva alguno de ellos. Pero eso significa que el altruismo necesario para su especie debe ser mayor o igual que todos los mínimos. Llamemos $M$ a este valor. $M$ es entonces mayor o igual que $M_1$, $M_2$ y $M_3$. Ninguna especie cuyo altruismo sea menor logrará atravesar la inestabilidad típica, ya sea porque no se adapta a la tecnología nuclear o bien porque no resuelve el déficit ecológico o bien porque no se adapta a los modelos económicos necesarios.

$M$ es el mínimo grado de altruismo que debe tener una especie inteligente para que la civilización que forma pueda atravesar la inestabilidad típica. La relación es necesaria pero no suficiente; una civilización con un valor de altruismo mayor que $M$, puede o no puede sortear el período inestable, pero si su altruismo es menor que $M$ entonces no podrá sortearlo de ninguna manera.

El mínimo altruismo necesario es universal. No importa que ignoremos si existen otras civilizaciones en la galaxia, si han existido en el pasado o si existirán en el futuro. Cada vez que una civilización atraviese la inestabilidad típica su altruismo deberá ser mayor que $M$. No sabemos exactamente cómo definir $M$, pero sabemos que existe, que es constante y universal. Si el universo tiene la misma física en todas partes, entonces tiene el mismo $M$.

Este grado de altruismo debe modelar las estructuras inteligentes del universo. La tecnología capaz de saltar de un mundo a otro no puede ser cualquier cosa, debe estar basada en especies altruistas, cuyo altruismo es mayor que $M$.

A la hora de describir una tecnología universal, esto es mucho más importante de lo que parece. Si el universo construye una tecnología poderosa, también construye altruismo y no puede construir lo primero sin lo segundo. Las civilizaciones tecnológicas estables son invariablemente altruistas.


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[1]https://www.lavanguardia.com/vida/junior-report/20180319/441679435178/stephen-hawking-extraterrestres-encuentro-civilizacion-universo.html  consultado el 29/01/2022
[2]https://dedona.wordpress.com/2020/05/24/exobiologia-el-gran-filtro-robin-hanson/
[3]https://es.wikipedia.org/wiki/Nick_Bostrom
[4]https://www.elconfidencial.com/mundo/2020-06-26/entrevista-filosofo-toby-ord-colapso-civilizacion_2656327/ 
[5]https://civilizacionestecnologicasestables.blogspot.com/p/una-estimacion-estadistica-de-la.html (traducción al español)
[6]https://civilizacionestecnologicasestables.blogspot.com/2021/01/54-los-individuos-posibles.html#selecci%C3%B3n-de-grupos
[7]https://www.abc.es/ciencia/abci-confirman-invierno-nuclear-todo-planeta-si-guerra-total-entre-eeuu-y-rusia-201908291206_noticia.html?ref=https%3A%2F%2Fwww.google.com.ar%2F (consultado el 02/02/2022)
[8]https://agupubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1029/2019JD030509  (consultado el 02/02/2022)
[9]https://civilizacionestecnologicasestables.blogspot.com/2020/06/42-civilizaciones-altruistas-1.html#a-y-en

 

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