La ciencia debe buscar en la Tierra

(english)

La humanidad siempre ha querido saber si estamos solos en la inmensidad del espacio o si existen otras civilizaciones tanto o más avanzadas que la nuestra. Solo en la Vía Láctea hay cientos de miles de millones de planetas como la Tierra, gobernados por las mismas leyes físicas. La probabilidad de que uno genere una especie tecnológica y los otros cientos de miles de millones no, es decididamente despreciable. Tiene sentido entonces sospechar fuertemente que la tecnología es un fenómeno común, que no se trata de un mero producto local, que existen otras especies tecnológicas además de la nuestra. Las sospechas son crecientes entre los que más autoridad tienen para pronunciarse, astrónomos, cosmólogos y astrobiólogos, algunos de los cuales lo dan por hecho y solo esperan una confirmación empírica. Pero las sospechas no alcanzan para probar afirmaciones, debemos buscar evidencia que lo establezca más allá de toda duda razonable.


Las tres fuentes de evidencia

Siguiendo una simple clasificación espaciotemporal hay tres fuentes diferentes desde las que podría llegar esa evidencia y es necesario que las conozcamos y sepamos qué debemos o podemos hacer en cada caso. No se trata de una opinión o una postura intelectual, estamos lógicamente forzados a aceptar tres y solo tres fuentes de evidencia y cometeremos un error si buscamos más de tres  o menos de tres. 

Las tres fuentes son:

  1. Evidencias halladas aquí y ahora.
  2. Evidencias halladas ahora pero producidas en el cielo 
  3. Evidencias producidas en el pasado pero halladas aquí

Veamos que significa cada una.

1. Evidencias halladas aquí y ahora: OVNIs

Si de pronto se presentaran mil naves exógenas en el cielo, aterrizaran en mil plazas públicas, mil alienígenas descendieran de ellas y nos dijeran: "Hola, humanos. Los venimos a visitar"; entonces tendríamos una evidencia producida aquí y ahora acerca de la existencia de tecnología extraterrestre. En rigor, nuestras fotos, nuestros videos, la detección en radares y demás instrumentos y los testimonios de infinidad de testigos serían esa evidencia.

El ejemplo es extremo y risueño, pero no deja lugar a dudas, una visita extraterrestre puede proporcionar evidencias de tecnología no humana. Tiene sentido entonces investigar los casos que podrían acercarse a esa hipótesis. La ovnilogía es la actividad que estudia esos fenómenos. El argumento es simple: si existen hechos (fotos, videos, huellas de radar) que no pueden explicarse como resultado de procesos naturales y no fueron producidos por objetos artificiales humanos, entonces deben ser fenómenos artificiales no humanos. Ciertas posturas consideran que, en este caso,  el objeto debe clasificarse como "no identificado" en lugar de "artificial no humano". Según esto, un solo documento nunca será una confirmación de vida extraterrestre. Pero muchas fotos y videos testeados y clasificados como objetos "no identificados"  sí pueden constituir una confirmación.

2. Firmas tecnológicas en el cielo

Si no queremos esperar a que los alienígenas decidan visitarnos, lo mejor es ir a ver nosotros mismos. Si existen civilizaciones tecnológicas en otros mundos, deben emitir algunas marcas detectables desde aquí. Ya no depende de que ocurran avistamientos, ahora decide el investigador dónde y cómo mirar y cualquier persona que decida mirar para el mismo lado con los mismos instrumentos, vería lo mismo.

El razonamiento es nuevamente simple: si existen evidencias de tecnología en sitios donde nunca hubo humanos, entonces esa tecnología debe ser no humana. 

Sin embargo, la búsqueda de civilizaciones inteligentes en sus  propias casas tiene un problemita no menor: los exoplanetas están endemoniadamente lejos. Si  la Tierra fuera una bolita del tamaño de una cabeza de alfiler, ver al exoplaneta más cercano sería como detectar otra cabeza de alfiler a 3.000 km de distancia. No tenemos tecnología para hacer tanto "zoom". 

Aún así, la astronomía se ha especializado en mirar lo más lejos y nítido posible y es capaz de detectar exoplanetas observando el comportamiento de la estrella anfitriona.  Si la luminosidad aparente de la estrella presenta un parpadeo periódico (minúsculo pero medible), entonces se desprende que un objeto en órbita pasa por delante opacándola un poco durante el tránsito. También es posible que la estrella anfitriona presente un bamboleo periódico detectable que indica la presencia de un pequeño objeto gravitante girando alrededor.

A la fecha se han detectado más de 5.000 exoplanetas$^1$ [1] y algunos de ellos son buenos candidatos para buscar marcas de actividad tecnológica en su superficie. Si los métodos para validar exoplanetas son tan indirectos, no ha de ser fácil buscar tecnología en su superficie. Sin embargo algunas tecno firmas ya podrían detectarse. Se pueden buscar trazas de substancias industriales provenientes de su atmósfera, luz de ciudades, cinturones de satélites en la órbita estacionaria,  mega construcciones o, más cerca nuestro,  naves o sondas exploratorias atravesando el sistema solar, o escondidas en el pozo gravitatorio de una orbita planetaria o satelital, o camuflados  en el cinturón de asteroides, o aterrizados o colisionados en otro objeto gravitante del sistema solar. [2].

Si las civilizaciones a detectar dejaran las mismas huellas que produciríamos nosotros, aún no podríamos verlas, deberían ser más grandes o nuestra capacidad de detección debería ser mayor. Sin embargo, la diferencia  ya es efímera y creemos que nuevos telescopios, como el James Webb, aumentarán sensiblemente nuestra capacidad de detección al punto de hacer visibles alguna de esas huellas si las hubiera. [3]


3. Firmas tecnológicas en la Tierra

Si encontráramos un encendedor con una antigüedad de 200.000 años sepultado en una cueva de Turquía, podemos estar seguros de que una tecnología no humana fabricó el encendedor dado que los hombres no hacíamos encendedores hace 200.000 años. En general, si encontráramos evidencia de tecnología fabricada antes de que existieran los humanos o antes de que tuviéramos esa tecnología tendríamos la certeza de que una especie no humana desarrolló esa tecnología antes que nosotros.  Esta sería entonces una evidencia genuina de la existencia de tecnología no humana en el pasado (en rigor, este argumento no nos permite saber si esa especie no humana es terrestre o extraterrestre).

No es consistente que la ciencia busque en el cielo y no busque en la Tierra. Si buscamos civilizaciones suficientemente longevas para enviar sondas exploratorias a nuestro sistema solar pero no lo suficientemente añejas para intervenir en la Tierra, estamos suponiendo gratuitamente una longevidad determinada para las civilizaciones tecnológicas.

Actualmente no hay una actividad científica de búsqueda en la Tierra y el tema en cuestión cabalga libre del corsé, convertido en una legión de afirmaciones maravillosas que se agolpan en publicaciones pseudocientíficas obligadas a fraguar grandes prodigios ancestrales para financiarse con el número de visitas. El libre mercado favorece las noticias falsas.


¿Natural o artificial?

Pregonamos que la ciencia debe buscar en la Tierra. ¿Pero qué debe buscar? ¿encendedores? Lo ideal sería buscar objetos indiscutiblemente artificiales como sillas o mapamundis o celulares, porque ningún proceso natural podría generarlos también. Pero algunas cosas han cambiado y la inversa ya no está tan clara.

Supongamos que nuestra civilización supera el peligro de autodestrucción tecnológica, se adapta a la tecnología que produce y sigue desarrollándola durante milenios. Llegará un punto en que seremos capaces de fabricar artificialmente un ser vivo a partir de substancias inertes, como por ejemplo, una bacteria escherichia coli idéntica a las variantes naturales. No se trata de una imaginación muy febril; ya somos capaces de editar ADN y modificar organismos vivos. Incluso estamos fabricando los primeros tibios replicadores biológicos.[4]

Allí está entonces nuestra bacteria artificial igualita a la variante natural. Podemos resolver el carácter natural o artificial de los arboles o los automóviles, pero no podemos distinguir si nuestra bacteria es artificial o natural solo contemplando al organismo. Por supuesto, sabemos que es artificial porque la hemos fabricado nosotros, pero aún la artificialidad o naturalidad del proceso constructivo podría perder nitidez. Veamos un caso.

Supongamos que nuestra bacteria se divide en otras dos. ¿Son las hijas artificiales o naturales? Si la bacteria madre es artificial y su mecanismo replicativo es artificial, las hijas también son artificiales. Elemental. ¿Y las nietas? También. ¿Y las biznietas? ¿Y las tataranietas? ¿Y las tataratataranietas? También, también, también. Si la madre es artificial, las hijas son artificiales y todo el clon es artificial. Elemental. Supongamos ahora que transcurren cien mil años. Evidentemente nuestras bacterias artificiales cometen errores de copiado igual que las de verdad, provocando mutaciones aleatorias inevitables. Una selección natural elige luego las mutaciones favorables, premiando aquellas que producen bacterias que se replican más y extinguiendo con el tiempo a las mutaciones que se replican menos o a las propias bacterias no mutadas que podrían haber quedado en desventaja frente a alguna mutación favorable. Entonces, cien mil  años después extraemos una bacteria de la colonia y nos preguntamos: ¿Es natural o es artificial? Llegados a este punto ya no es tan elemental una respuesta porque la bacteria artificial original fue modificada por un proceso natural aleatorio de mutaciones y selección darwiniana operado durante cien mil años.

Si no podemos reconocer el carácter natural o artificial de un organismo que siempre nos pareció natural, ¿Cómo saber si una tecnología no implantó esas cepas hace millones de años? ¿Cómo saber si no hay algo artificial en el árbol, la selva, la abeja o las flores del jardín de atrás?  

No se trata de modificar nuestra postura, las cosas que siempre nos parecieron naturales seguirán siendo naturales a menos que probemos lo contrario, pero ahora hay una diferencia sutil: el carácter natural de la escherichia coli era una certeza y ahora es un supuesto. Antes no habían dudas y ahora hay una pregunta. Antes estaba todo hallado y ahora hay algo que buscar.


Tecnología nueva, evidencia nueva.

Lo que dispara este razonamiento es que nosotros mismos ya poseemos la tecnología para modificar seres vivos. Nadie preguntaría por el carácter natural de una bacteria si una tecnología no la pudiera fabricar. A nosotros mismos nos cuesta reconocer la diferencia entre una mazorca de maíz modificado y una mazorca natural. Las mazorcas, que siempre nos parecieron naturales ahora podrían ser artificialmente modificadas porque nuestra tecnología está aprendiendo a hacerlo. Conforme desarrollamos tecnología la misma naturaleza de siempre se va transformando en posible evidencia de objetos artificiales. Pero si esto es así, deberíamos saber qué huellas buscar para encontrar el truco. Nosotros, los legos, no sabemos como diferenciar las mazorcas pero un genetista sí podría hacerlo luego de mirarlas con un microscopio porque sabe qué huellas habrían dejado sus tijeras.

Si quisiéramos comprobar si una bacteria es natural o artificial, tendríamos que imaginar las huellas que habría dejado la manipulación artificial, añadir un millón de años de mutaciones aleatorias y selección natural y predecir las marcas que aún podrían detectarse. 

Flagelo bacteriano

También deberíamos indagar cómo habría hecho la naturaleza para construir su edificio. Algunas inquietantes máquinas biológicas como el flagelo bacteriano aún no han podido explicarse satisfactoriamente como resultado de una acumulación de mutaciones favorables porque su funcionalidad solo aparece al final, como resultado del ensamble de muchas partes que por sí solas no cumplen ninguna función. El flagelo bacteriano es un motor que gira en ambos sentidos moviendo a la bacteria como la hélice de un barco. Está formado por unas 30 proteínas distintas y lo más notable es que las instrucciones para sintetizar a la mayoría de ellas y a varias proteínas reguladoras y de traducción se encuentran apretadamente reunidas en un tramo de ADN como si fueran un manual en lugar que estar aleatoriamente distribuidas  como es de esperar en un fenómeno natural [8] [9].  

No hay ningún criterio absoluto que nos permita distinguir cuándo una distribución de bases en el ADN es el resultado de la evolución darwiniana u obra de un diseño previo. Pero si nosotros mismos desarrollamos tecnología para crear organismos genéticamente modificados, entonces podemos determinar qué marcas puede dejar la actividad tecnológica y buscar esas marcas en algunos diseños biológicos naturales. Es la biotecnología la que orienta la búsqueda. Y el supuesto de que esa tecnología puede haberse desarrollado antes de que existiéramos nosotros.

En nuestro ejemplo hemos imaginado una bacteria artificial porque ya sabemos manipular ADN, pero cualquier avance que induzca una posible tecnología nueva podría entrar en este razonamiento inspirando una búsqueda. Si una tecnología nueva nos permitiera meternos en los sueños de las personas [5], entonces una civilización más avanzada que nosotros ya tendría esa tecnología y cualquier mención en el pasado a información introducida en los sueños de alguien podría ser una referencia a esta tecnología. Si una tecnología nueva nos permite leer y escribir incipientemente en el cerebro [6], entonces una civilización más avanzada que nosotros ya tendría desarrollada la capacidad de introducir información en la vigilia de la gente y cualquier relato en el pasado que se refiriera a un ente inteligente inspirando alucinaciones ya no solo puede ser ficticio sino también la referencia a una acción tecnológica. A medida que desarrollamos tecnología nos debemos preguntar si existen a nuestro alrededor evidencias de que esa tecnología ya ha sido desarrollada antes e implementada aquí dejando huellas inequívocas de sus pisadas escondidas entre objetos y procesos que siempre creímos naturales.

Si no encontramos huellas de intervención extraterrestre en el pasado de la Tierra, no hay nada que debamos decir al respecto, pero ese silencio solo puede ser resultado de una previa acción de búsqueda porque el carácter natural de muchos procesos antes era una certeza y ahora, tecnología mediante, es un supuesto. La ciencia debe buscar.


Una intervención cultural

Si una civilización tecnológica hubiera intervenido en la Tierra en el pasado también podríamos encontrar huellas de intervención en el sistema evolutivo cultural humano.

Recientemente el director de la NASA, Bill Nelson sugería en una entrevista que el desarrollo de nuestra civilización podría haber sido intervenido por tecnología extraterrestre. [7]

¿Pero cuál habría sido el objetivo de una intervención cultural? ¿Se puede inferir ese objetivo a partir de los datos? ¿Por qué razón unos extraterrestres tendrían el berretín de intervenir en la cultura humana? ¿Cómo habrían intervenido? ¿Quedaron evidencias de esa intervención? ¿Qué cosa sería una evidencia y que cosa no? El tema es enorme, da para un libro entero y no lo trataremos ahora. Solo nos interesa notar que la ciencia debe hacer cosas bien distintas para buscar intervenciones tecnológicas en la evolución biológica que para hurgar en la cultura humana. 

Conclusión

No estamos desarrollando ninguna actividad metódica para buscar huellas de intervención extraterrestre en el pasado de la Tierra siendo que esa es una de las tres fuentes de posible evidencia. La conclusión es una enérgica prédica: No se puede justificar que la ciencia no busque. La ciencia debe buscar.


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$^1$ Actualizado el 27/10/2023

[1]http://exoplanet.eu/catalog/
[2]https://civilizacionestecnologicasestables.blogspot.com/2021/05/71-tecnomarcadores-asi-en-el-cielo-como.html#marcadores-espaciales
[3]https://tendencias21.levante-emv.com/es-altamente-improbable-que-estemos-solos-en-el-universo.html - consultado el 11/1/2022
[4]https://www.xataka.com/investigacion/forma-vida-artificial-capaz-reproducirse-forma-radicalmente-nueva-maquinas-biologicas-dan-enorme-e-interesantisimo-paso-adelante - consultado el 11/1/2022
[5]https://www.bbc.com/mundo/noticias-59192729?fbclid=IwAR34u1gmJ9zVlv-bfjNGCt1x3t2S_LhP_vAfiRr86FoNX7269Kh1MC9iXlo - consultado el 11/1/2022
[6]https://elpais.com/retina/2020/08/28/tendencias/1598608136_113998.html
[7]https://civilizacionestecnologicasestables.blogspot.com/p/entrevista-bill-nelson.html
[8]https://www.upo.es/diario/ciencia/2022/01/nuevo-modelo-bacterias-construyen-flagelo-eficaz-propulsor-desplazarse/ - consultado el 15/1/2022
[9]https://sfamjournals.onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/1462-2920.15857 - consultado el 15/1/2022






Este trabajo tiene la licencia CC BY-SA 4.0

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