sábado, 9 de mayo de 2020

1.2 Inteligencia extraterrestre: Teorías previas

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Lumen: La Pluralidad de Mundos HabitadosExiste un brillante trabajo de Sagan y Shklovskii [1] que expresa minuciosamente cómo surgió y de qué modo evolucionó el concepto de una pluralidad de mundos habitados a lo largo de la historia, desde los tiempos anteriores a Cristo, hasta la actualidad. No es nuestra intención reeditar este trabajo, pero es importante reconocer que se trata de un tema antiguo sobre el que han especulado mucho a lo largo de la historia.
Nos proponemos revisar someramente el modo como los distintos pensadores han abordado el tema en el presente siglo y cuales son las principales ideas que se han vertido. 


1.   La ecuación de Drake
Frank Drake fue un astrónomo estadounidense que participó y dirigió múltiples proyectos de búsqueda inteligente. Creyó fervientemente en la existencia de civilizaciones extraterrestres en nuestra galaxia y dedicó su vida a buscar pruebas de su existencia. 
En 1961, durante una charla, propuso una ecuación que acercó una simplificación vital del problema.
Según Drake, una civilización es “comunicativa” cuando puede generar y emitir ondas de radio al espacio. Las ondas de radio son las ondas electromagnéticas más utilizadas en comunicaciones y nosotros las generamos entre otras cosas, cada vez que emitimos una señal de radio o televisión.
La ecuación de Drake nos permite calcular el número de planetas con civilizaciones extraterrestres comunicativas que existe en nuestra Vía Láctea emitiendo en este momento; justo lo que necesitamos para salir a buscarlas. La ecuación parte de siete factores cuya estimación es más precisa que el resultado de la cuenta. La ecuación de Drake es la siguiente:

N = R* . fp . ne . fl . fi . fc . L

Donde:
N: es el número de planetas con civilizaciones comunicativas emitiendo en este momento en nuestra galaxia.
R*: es el número de estrellas aptas para soportar vida (tipo K y G) generadas por año en la Vía Láctea.
fp: es la fracción de dichas estrellas que cuentan con planetas en órbita
ne: es la cantidad de planetas en la ecósfera en cada una de esas estrellas (la ecósfera es la región en torno a la estrella cuya temperatura permite planetas con agua en estado líquido)
fl: es la fracción de estos planetas que pueden generar vida
fi: es la fracción de los anteriores que puede generar una especie inteligente
fc: es la fracción de los anteriores cuya civilización es comunicativa
L: es la longevidad media de dichas civilizaciones medida en años

Siguiendo a Drake, si consideráramos que la galaxia crea 10 estrellas adecuados por año; que cada dos estrellas, una tiene planetas; que cada una de las anteriores tiene en promedio dos planetas en la zona adecuada para el agua en estado líquido; que todos estos planetas pueden generar vida; que solo uno de cada 100 mundos con vida puede generar especies inteligentes, que cada 100 de estos, solo uno puede emitir ondas de radio y que su duración promedio es 10.000 años emitiendo; entonces deberían existir en la actualidad 10 civilizaciones comunicativas.
En resumen:   

10 = 10 * 0,5 * 2 * 1 * 0,01 * 0,01 * 10.000

Para Drake tiene sentido intentar buscar civilizaciones inteligentes porque 10 de ellas podrían estar emitiendo ondas de radio en nuestra galaxia en este momento.
Algunos factores de la ecuación están bastante delimitados, pero la mayoría de ellos presentan una gran dispersión. Según esa dispersión, cada uno tendrá sus estimaciones para la cantidad de civilizaciones comunicativas existentes. Hay en la actualidad una gama increíble de resultados diferentes,  pero la ecuación se hizo famosa porque fue una forma de separar un problema complejo en siete problemas más simples. En este sentido, la ecuación cumplió una función maravillosa porque permitió guiar un proceso de búsqueda que debía llevarse a cabo inexorablemente.
Cuando pronunciemos nuestra teoría, diremos cual es nuestra postura frente a la ecuación de Drake. Pero resulta necesario verter ahora dos críticas específicas.
La ecuación supone que los sucesos son independientes, esto es, que la generación de un mundo comunicativo no depende de la generación de otro. Pero este supuesto no parece ser realista.
Si sobrevivimos, dentro de 1.000 o 2.000 años ya tendremos un pequeño asentamiento en Marte [2]. Enviaremos desde Marte ondas de radio y Marte será un planeta comunicativo. Entonces preguntamos ¿Será su existencia independiente de la nuestra? La respuesta es no. Si no hubiera ahora vida inteligente en la Tierra, Marte no sería comunicativo 2.000 años después. La probabilidad de que Marte sea comunicativo depende dramáticamente de que seamos lo suficientemente tecnológicos para hacer de Marte un mundo comunicativo dentro de 2.000 años.
La ecuación de Drake supone que los sucesos son independientes entre sí pero es muy fácil para nosotros imaginar casos donde esto no es cierto, donde la probabilidad de que exista un mundo comunicativo (como Marte dentro de 2.000 años) depende de la probabilidad de que exista otro anterior (como la Tierra).
Si la fórmula diera un mundo comunicativo por año y cada mundo demorara 2.000 años en generar otro, entonces para cada mundo tendríamos: un mundo ahora, dos mundos dentro de 2.000 años, (el nuestro y el generado), 4 mundos en 4000 años y 8 mundos en 8.000 años. Pero la fórmula de Drake, que da 10 ahora, no dará 80 dentro de 8.000 años, 8 por cada mundo inicial, porque los factores son los mismos. Seguirá dando 10. Si las probabilidades fueran dependientes unas de las otras, la cantidad de civilizaciones comunicativas variaría con el tiempo, pero la ecuación de Drake nos dará siempre el mismo resultado: 10 civilizaciones.
Podemos enredar el ejemplo teórico tanto como queramos, pero este caso ya nos alcanza para probar que la fórmula es inadecuada. La variación es creciente y la ecuación de Drake es constante. Por esta razón. la ecuación está equivocada y también lo están todos los artículos que se basen en ella. Esta es nuestra primera crítica.
Es importante entender que si la existencia de una civilización comunicativa dependiera de la previa existencia de otra, entonces la fórmula de Drake no se puede arreglar. No hay nada que corregir ni incorporar; directamente necesitaríamos una fórmula nueva. 
La segunda crítica es el modo de contar las cosas.
Supongamos que nuestra civilización actual (comunicativa y ya contada en la ecuación) sufre un colapso catastrófico por la colisión de un gran meteorito y la civilización se extingue pero sobrevive nuestra especie. 20.000 años después, volvemos a generar una civilización tecnológica y volvemos a emitir ondas de radio. ¿Está contado este caso en la fórmula de Drake? Si nuevos impactos meteóricos destruyen sendas civilizaciones comunicativas en la Tierra sin extinguir a nuestra especie ¿están contados estos casos reincidentes? ¿Qué ocurre con la cuenta cuando un mundo reincide? ¿lo volvemos a contar?
La ecuación de Drake está pensada para contar a cada mundo una sola vez. No cuenta varias veces al mismo mundo, por más que este reincida. Un candidato eliminado, jamás vuelve a ser candidato. En la ecuación de Drake, la cantidad N de civilizaciones comunicativas depende de la generación de nuevas estrellas con nuevos planetas girando alrededor. Cualquier teoría que no calcule reincidencias será una teoría equivocada porque tal como vimos, las reincidencias pueden ocurrir.

Más allá de las críticas, la ecuación de Drake  fue  la primera forma metódica de ordenar el problema y en torno a esta ecuación se  pronunció mucha gente que luego haría historia.


2.   SETI
SETI significa Search for Extra Terrestrial Intelligence o dicho en español, “búsqueda de civilizaciones inteligentes extraterrestres”. No se trata de una presentación nueva sobre el fenómeno sino de una acción concreta sumamente significativa. SETI se dedica a buscar científicamente vida inteligente en otros mundos. La búsqueda se centra en escuchar las emisiones de radio que nos llegan desde el espacio en busca de algo parecido a un mensaje inteligente. Para esto se utilizan el radiotelescopio de Arecibo o el  Allen Telescope Array, en California, entre otros.
Hay varios problemas que se plantean al escuchar señales del espacio ¿Qué frecuencia sintonizar? ¿Cómo saber si una señal es un ruido natural o un mensaje artificial? ¿Qué hacer si encontramos un mensaje? SETI eligió sintonizar la frecuencia del hidrógeno, una onda de radio cuya frecuencia es 1420 MHz, ya que el hidrógeno abunda en el universo y es razonable pensar que quien se quiera comunicar  utilice esa frecuencia. Es difícil determinar si una señal es un mensaje inteligente o es una simple señal natural. La repitencia es importante porque no es de esperar que una señal natural se repita exactamente igual, pero existen muchos procesos naturales repetitivos. También se debe comprobar la existencia de elementos matemáticos en el mensaje porque el azar no puede ponerlos allí. Es crítico saber si están hablando, aunque no sepamos qué están diciendo. Por último, si tuviéramos la certeza de que se trata de un mensaje inteligente, hay una gran polémica sobre si se debe responder o no.
A la fecha se ha registrado una señal inexplicable y varias señales interesantes que se pueden explicar por otros medios. La señal "WOW!" se captó en 1977 y no se ha vuelto a presentar. Es una señal que puede tener un origen inteligente, pero también podría deberse a un satélite que cruzó esa órbita, o algún fenómeno radioastronómico desconocido; hechos posibles pero muy improbables.
Existe un programa de computación distribuida donde los usuarios descargan una aplicación para analizar estos mensajes como fondo de pantalla. Este llegó a ser uno de los proyectos de computación distribuida más grandes del mundo. Pero ahora la inteligencia artificial promete ser capaz de computar muchas señales en poco tiempo, e incluso aprender de ellas.
Para nosotros es bueno saber que existe actividad científica orientada a la búsqueda de eventuales mensajes inteligentes provenientes del espacio, y saber que todavía no hemos podido afirmar nada concluyente a partir de esta actividad.

3.   La clasificación de Kardashev


En 1964, el astrónomo ruso Nikolái Kardashev propuso  una escala para clasificar las civilizaciones inteligentes según su consumo de energía, sobre el supuesto de que una civilización sería tanto más avanzada cuando más energía consume.
La energía es una cantidad fija que podemos medir en julios. La cantidad de julios de que dispone un planeta en un segundo de vida, es su potencia eléctrica, medida en W (watt = julios/s). De modo que podemos clasificar los planetas, las estrellas o las galaxias según su potencia eléctrica. Por ejemplo, nuestro mundo produce 1,74 x 1017 W, esto es, 1,74 x 1017 julios de energía por cada segundo.
Kardashev propuso clasificar a las civilizaciones según la potencia que eran capaces de utilizar respecto de su mundo, su estrella o su galaxia. La clasificación es la siguiente:

. Tipo I: Civilización tecnológicamente capaz de utilizar toda la potencia disponible en su mundo. Varía de un mundo a otro. Calculemos unos 1016 W
. Tipo II: Civilización tecnológicamente capaz de utilizar toda la potencia disponible en su estrella. Varía de una estrella a la otra. Nuestro sol tiene una potencia aproximada de 3,86 x 1026 W. Calculemos unos 1026 W
. Tipo III: Civilización tecnológicamente capaz de utilizar toda la potencia disponible en su galaxia.  Calculemos unos 1037 W

En 1960 el físico Freeman Dyson ya había investigado cómo montar una estructura en torno a una estrella para capturar parte o toda su energía por medios tecnológicos. Estas estructuras, consistentes en una red de satélites colocados en órbita de la estrella, se conocen desde entonces como esferas de Dyson, y no son más que los artificios que diseñaría una civilización para ser de tipo II según la escala de Kardashev.
De acuerdo a las evidencias astronómicas, una civilización de tipo III no podría existir en nuestra galaxia porque ya la habríamos detectado.
Luego de plantear nuestra teoría, tendremos una posición frente a la clasificación de Kardashev. Pero existe una crítica elemental que ya podemos adelantar.
La clasificación considera que un mayor nivel tecnológico representa mayor consumo de energía, de modo que una civilización que consume mucha energía debe ser muy avanzada respecto de nosotros, que consumimos poquito. Pero esto va en contra de nuestras observaciones y tendencias actuales. En la actualidad, la sustentabilidad de nuestro mundo depende, entre muchas otras cosas, de que aprendamos a realizar lo mismo utilizando cada vez menos energía. Nuestra mejora en la eficiencia energética es un fenómeno tecnológico, de modo que a mayor tecnología, menor consumo eléctrico para una misma actividad. Cuesta imaginar que mayor tecnología implique mayor potencia eléctrica en la escala de Kardashev si en nuestra civilización actual la tendencia es inversa. Volveremos muchas veces sobre esto.

4.   La paradoja de Fermi
Si bien conocemos a Enrico Fermi por sus contribuciones a la física teórica, sus trabajos en el desarrollo del primer reactor nuclear y por haber recibido el Premio Nobel a la Física en 1938; la Astrofísica lo recuerda por otro hecho del cual es protagonista.
En 1950, como parte de una charla con científicos amigos acerca de las posibles civilizaciones extraterrestres y observando que, según todas las cuentas, debían existir muchas de ellas solo en nuestra galaxia, Fermi preguntó “¿Y dónde está todo el mundo?”
La paradoja de Fermi es la aparente contradicción entre el cálculo de que deberían existir muchas civilizaciones inteligentes en nuestra galaxia, y la realidad de que no existen evidencias de ninguna de ellas. Antes de Fermi ya se conocía este problema. Fermi lo institucionaliza (sin querer) y a partir de allí, crece y se agiganta hacia el presente. Hoy, la paradoja de Fermi se conoce como el Gran Silencio, y existen teorías para explicarlo.
La paradoja no cuestiona la existencia de civilizaciones inteligentes en sí; solo pregunta por qué no hemos detectado evidencias. Y hay dos tipos de respuesta frente a esta pregunta: La que afirma que no hay evidencias porque no existen civilizaciones en el espacio, y la que afirma que existen civilizaciones pero no dejan evidencia por distintas razones.
Respecto a la primera afirmación, todas las respuestas implican versiones de la teoría del Gran Filtro, que damos más abajo.
Respecto a la segunda afirmación, entendamos primero que una civilización comunicativa puede dejar evidencias tecnológicas de dos maneras distintas: 1. Desde su mundo, viviendo allí sin salir de él; o 2. Viniendo hasta aquí en naves espaciales u observándonos desde satélites.  Según las distintas posiciones, las civilizaciones comunicativas de nuestra galaxia hacen alguna de estas dos cosas (o las dos) sin dejar evidencia de su presencia por alguna de las siguientes razones:

. Ya han venido hasta aquí, pero nuestra civilización no existía
. Han conquistado la galaxia, pero nosotros estamos en una zona desierta que nadie frecuenta ni tiene sentido frecuentar.
. Las civilizaciones no son conquistadoras
. Las civilizaciones son depredadoras pero todavía no nos han detectado
. Las civilizaciones son depredadoras, nos han detectado, pero todavía somos inofensivos para ella.
. Las civilizaciones existen en sus mundos, pero nuestra tecnología no es suficiente para detectarlas.
. Ya nos vieron y nos observan sin hacer ruido.
. Están a nuestro alrededor pero nuestra tecnología es muy primitiva para detectarlos.

Solo diremos que nunca se ha probado que una civilización más tecnológica es más ruidosa que una menos tecnológica. Y no está bien que lo demos por sentado. Si miramos a nuestra civilización, la tendencia no está clara porque hay mucha gente desarrollando tecnología para ser más silenciosos, para hacer las mismas cosas usando menos energía y menos recursos. Más tecnología puede equivaler a más silencio y no a más ruido. Si pensamos con cuidado, veremos que estamos buscando civilizaciones duraderas, y que la estrategia tecnológica de no dejar huellas en el propio mundo, es más perdurable que la estrategia de consumir mucha energía y hacer mucho ruido. Hablaremos mucho de esto más adelante
Todas las explicaciones que se dan nos resultan ingenuas, pero no queremos adelantar una opinión porque la teoría que daremos también será una pronunciación sobre la aparente paradoja de Fermi.

5.   La teoría del Gran filtro
Uno de los tipos de respuesta a la paradoja de Fermi puede circunscribirse dentro de la teoría del Gran Filtro [3], debida al economista Robin Hanson, quien la publicó en su blog originalmente en 1996. La teoría se ha hecho fuerte porque da una respuesta ordenada sobre una de las posibles causas del Gran Silencio.
Hanson dice que para que el universo genere una civilización comunicativa, es necesario atravesar una serie de hitos evolutivos consecutivos. La fórmula de Drake nos da una idea de cuales podrían ser esos hitos, aunque Hanson propuso otros más adecuados para sus fines. La teoría dice que en alguno de esos hitos evolutivos se debe operar una gran poda que solo deja pasar a un candidato de cada millones. De este modo, aunque sean altas las probabilidades de uno u otro factor de la ecuación, basta que un parámetro sea pequeño para que el número total de civilizaciones obtenidas sea pequeño. Según esta teoría, la cuestión es determinar cuál es el hito evolutivo que funciona como filtro y si ese hito ya lo hemos pasado, lo estamos pasando o aún está por venir.
Según Hanson, los puntos críticos del proceso evolutivo que lleva hasta una civilización comunicativa son los siguientes:
1. Sistema estelar adecuado
2. Replicador molecular
3. Células simples (bacterias y archeas)
4. Células complejas (eucariotas)
5. Organismos sexuados
6. Organismos multicelulares
7. Organismos capaces de utilizar herramientas
8. Organismos capaces de generar una civilización (nosotros)
9. Civilizaciones colonizadoras.
Para Hanson el destino de toda civilización tecnológica es la conquista, entonces una civilización comunicativa se transformará rápidamente en una civilización colonizadora.
Como nosotros estamos en el paso 8 de esta lista, o bien ya hemos atravesado el filtro, o bien debemos atravesarlo en el tránsito del paso 8 al paso 9. En este último caso, una gran poda se cernirá sobre nosotros y es muy posible que nos quedemos en el camino. El gran filtro sería aquí el punto donde una civilización como la nuestra o bien se extingue en una mayoría de casos se adapta a su tamaño y logra perdurar.
Esto es lo que dice El Gran Filtro en respuesta a la paradoja de Fermi: O bien no escuchamos otras civilizaciones porque, si bien existen muchas, todas son como la nuestra, aun no han conquistado el espacio y su tecnología no es suficiente para hacer ruido en sus propios mundos; o bien no las escuchamos porque existen muy pocas ya que la inmensa mayoría se ha extinguido intentando atravesar el filtro que nosotros sí hemos atravesado. El primer caso sería una mala noticia porque todavía debemos atravesar el filtro. El segundo caso sería la buena noticia de que ya lo hemos atravesado.
Nuestra teoría tendrá algo del Gran Filtro, pero no como respuesta a la paradoja de Fermi.



[1] Sagan, Carl; Shklovskii I. S. (1966). Vida inteligente en el universo. Reverté S.A.
[2] https://www.businessinsider.es/elon-musk-piensa-enviar-1-millon-personas-marte-2050-564947
[3] http://mason.gmu.edu/~rhanson/greatfilter.html


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