domingo, 27 de junio de 2021

9.1 Intervenciones en la cultura. El disparador

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  1. Introducción
  2. La hipótesis
  3. La hipótesis 3
    a) Intervenciones para adaptar la tierra con el objeto de sembrar vida
    b) Intervenciones para sembrar vida
    c) Intervenciones en el sistema genético para crear una especie tecnológica
  4. Intervenciones en la cultura humana
    El disparador
  5. Resumen



1.   Introducción

A lo largo de este blog hemos hablado del modo como la tecnología puede estar implantada en el universo. Hemos visto que después de una aceleración de crecimiento [3.1] [3.2], las civilizaciones altruistas pueden sobrevivir [4.1] [4.2] [4.3] y volverse suficientemente estables para asociarse entre ellas y conformar un agregado mayor. Para crecer más velozmente, el agregado puede intervenir en su zona de influencia y aumentar las chances naturales de que se formen nuevas civilizaciones tecnológicas estables (CiTEs).

Si todo esto fuera cierto, ese agregado de civilizaciones ya sabría de nosotros y ya habría intervenido aquí para alcanzar su objetivo. Pero en ese caso habrían quedado huellas de su intervención.  Nuestro objetivo de aquí en más es hallar esas huellas  y validar nuestra teoría.


2.   La hipótesis

Hemos definido un agregado inteligente como el resultado de la asociación de muchas civilizaciones tecnológicas estables (CiTEs). Puede formarse en menos de 100 millones de años y vivir durante miles de millones. En nuestra galaxia podría existir un agregado desde hace más de 5.000 millones de años; de modo que pertenecer a un agregado inteligente es para una CiTE formar parte de una estructura muy longeva.

El agregado crece cuando nuevas CiTEs se asocian a él, en consecuencia para crecer el agregado debe propiciar la generación de nuevas CiTEs en su zona de influencia y asociarse luego a ellas. Las CiTEs son civilizaciones tecnológicas que adoptaron el altruismo necesario para convivir con su tecnología durante un largo tiempo, de modo que intervenir en una civilización tecnológica para formar una CiTE es intervenir en su cultura para hacerla más altruista.

Pero perseguir el objetivo de crear una CiTE representa intervenir en una larga cadena evolutiva. Si no hubiera una civilización tecnológica, el agregado debería intervenir en una especie inteligente para que desarrolle tecnología. Si no hubiera una especie inteligente, debería intervenir en el sistema biológico para crear una. Si no hubiera sistema biológico, debería sembrar vida en el planeta. Si el mundo intervenido no fuera apto para albergar vida, debería adaptarlo o abandonar la idea. Si bien intervenir es aumentar las chances de los procesos evolutivos naturales que llevan a las CiTEs, esa intervención significa hacer cosas distintas frente a situaciones distintas. El nacimiento de una CiTE podría ser el corolario de miles de millones de años de intervención. Si nosotros fuéramos el agregado inteligente, haríamos una gran fiesta cada vez que nace una CiTE.

Aquí supondremos que el actor que lleva adelante la intervención es una asociación de CiTEs, pero bien podría ser una única CiTE. Debido a su longevidad y a su cultura altruista, creemos que las CiTEs ya tuvieron tiempo de asociarse en nuestra galaxia y formar un agregado, pero las evidencias que encontramos valen igualmente si el actor inteligente fuera una única CiTE.

En resumen, nuestra hipótesis será:

  1. Existe un actor inteligente no humano, una CiTE o un agregado de CiTEs, que intervino o interviene en los procesos evolutivos de la Tierra.
  2. El objetivo de la intervención es lograr una especie inteligente cuya civilización aprenda a convivir con su tecnología durante mucho tiempo y conforme una nueva CiTE.
  3. La intervención consistió o consiste en llevar adelante acciones para lograr algunas o todas estas cosas:
    a) Adaptar físicamente a la Tierra para que pueda albergar vida.
    b) Sembrar vida.
    c) Intervenir en el sistema genético para crear una especie tecnológica.
    d) Intervenir en el sistema cultural de dicha especie tecnológica para volverla suficientemente altruista.

Contrastar estas hipótesis significa encontrar evidencias de las que resulte altamente probable que se deduzcan estas cosas y muy poco probable que se deduzcan otras.

Nuestra hipótesis supone de máxima que la Tierra pudo ser intervenida desde su nacimiento hasta el presente porque el actor inteligente que imaginamos pudo existir aun antes de que se formara la Tierra, pero en rigor solo podremos probar 3.d) y lo que de allí se desprenda para sostener parcialmente 1 y 2. Esto podría parecer poco pero es en realidad muchísimo; estamos diciendo que probaremos que la cultura humana fue intervenida por una inteligencia no humana para estimular una cultura altruista.

Mucho de lo que hemos afirmado en este blog no está presente en esta hipótesis y por lo tanto no intentaremos validarlo. En particular no está presente la estimación de 5.000 a 6.000 millones de años para la longevidad de las CiTEs o los agregados inteligentes. Es cierto que en la afirmación 2 ya estamos suponiendo cierta longevidad al describir un objetivo. Si un actor inteligente hubiera intervenido en la Tierra desde que se formó, ese actor debería tener más de 4500 millones de años. Pero no tenemos evidencias de que una entidad inteligente haya intervenido desde entonces.

Ya hay actividad científica para encontrar evidencias de tecnología no humana en el espacio, como lo hemos explicado aquí, pero aún si esas evidencias se hallaran, solo habríamos avanzado un poco en una contrastación de la hipótesis 1; quedaría por probar que esas formas tecnológicas son estables y que han intervenido en nuestro planeta. 

Encontrar evidencias de un objetivo para la intervención, en el sentido de nuestra hipótesis 2, es una imposición mucho más restrictiva. Solo es posible hallarlas dentro del sistema evolutivo cultural, y no en todos los casos. Si encontráramos una evidencia documentada de la descripción de un fenómeno parecido a un avistamiento de una nave espacial hace, digamos, 2.500 años, solo podríamos decir que, tal vez, hace 2.500 años una nave espacial visitó la Tierra, fue vista y el avistamiento fue documentado; pero nada de eso probaría una actividad sistemática por parte de una CiTE o de una asociación de ellas tendiente a aumentar la probabilidad de que la humanidad se adapte a su tecnología. Los indicios de existencia de tecnología no humana no son indicios de intervención  ni de objetivo alguno.

La única forma de probar un objetivo inteligente no humano es encontrar pruebas en la Tierra de que hubieron gestiones no humanas para alcanzar ese objetivo.


3.   La hipótesis 3

No imaginamos evidencias que contrasten nuestras hipótesis 1 y 2 y no contrasten la hipótesis 3. Cada vez que queramos probar la existencia de una tecnología estable no humana, de una intervención extraterrestre o de un objetivo para esa intervención, debemos obtener pruebas físicas concretas que contrasten algunas de las voces de esa hipótesis, y tal como hemos dicho, esto es equivalente a buscar cosas distintas en momentos distintos.


a) Intervenciones para adaptar la Tierra con el objeto de sembrar vida.

La vida no puede germinar en cualquier sitio ni de cualquier manera. Aún si todas las condiciones fueran propicias, el surgimiento de la vida no estaría asegurado. Para que la vida surgiera en la Tierra debieron darse una serie de condiciones: un rango de temperaturas que permitiera el agua en estado líquido, la ausencia de radiaciones esterilizantes, una relativa calma en los impactos de asteroides, una atmósfera determinada y cierta química basada en el carbono que pudiera soportar al ADN, las enzimas o sus precursores.

La tecnología necesaria para adaptar nuestro planeta para la vida no está tan lejos de nuestras posibilidades actuales. Para obtener una adecuada química de superficie podríamos decidir los impactos de asteroides durante la formación de la Tierra, dirigiendo algunos asteroides hacia aquí y desviando otros según su composición. La tecnología imaginada es de tipo III según nuestra definición: aún no sabemos como hacerlo pero la tecnología necesaria sería posible sin violar ningún principio físico.

En lo que concierne a nuestra hipótesis 3, no existe la menor evidencia de que las condiciones para la vida fueran conjuradas por una intervención inteligente, y si tal fuera el caso, no tendríamos como probarlo. Nuestra hipótesis 3 a) no puede probarse.


b) Intervenciones para sembrar vida.

Nuestras misiones a Marte deben limpiar el equipo  minuciosamente antes de partir para no contaminar el planeta con vida terrestre [1]. Sembrar vida es tan simple que debemos cuidarnos de no hacerlo. Esto significa que la tecnología necesaria para aterrizar en un mundo es suficiente para sembrar vida en él. Como nosotros ya tenemos esa tecnología, al menos para hacerlo en otros planetas de nuestro sistema solar, sembrar vida requiere de una tecnología tipo I. Llegar hasta aquí desde otras estrellas es más complicado y requiere una tecnología tipo III. Esa es la tecnología que debemos imaginar para una especie tecnológica que haya sembrado vida en nuestro mundo.

La vida en la Tierra se formó en algún momento entre los 3.500 y los 4.000 millones de años atrás. Si la galaxia puede contener civilizaciones desde hace 5.000 o 6.000 millones de años, entonces hubo tiempo suficiente para que la vida haya sido creada por una CiTE.

La siembra de vida es una de las intervenciones posibles para una CiTE y es lo que concretamente  hemos imaginado aquí. Nuestra hipótesis dice que esto, que una CiTE o un agregado de ellas puede hacer en otros mundos, ya se ha realizado en la Tierra.

Independientemente de nuestras propuestas sobre las CiTE, la idea ya existe y se conoce como Panspermia. Esta teoría dice simplemente que la vida no pudo crearse dentro de la Tierra porque el origen local de un complejo molecular replicativo es muy improbable y por ende debió iniciarse en un entorno extraterrestre, donde una exuberante cantidad de intentos resolviera la baja probabilidad del evento. Existen dos hipótesis al respecto:

  • Hipótesis de la panspermia natural
    La vida se originó en otros mundos y algún proceso operado en ellos arrojó al espacio exterior materiales con presencia de organismos vivos en su interior que sobrevivieron primero al fenómeno expulsivo, después al viaje espacial hasta la Tierra y por último al impacto de llegada, sin desactivarse su capacidad replicativa durante ninguna etapa del viaje.
  • Hipótesis de la panspermia dirigida
    El origen de la vida en la Tierra se debió a la intervención concreta de una estructura inteligente extraterrestre que simplemente la transportó hasta aquí.

La panspermia natural tuvo su impulso en varios hechos. Por un lado se sabe que algunas bacterias tienen la posibilidad de sobrevivir en el espacio exterior durante mucho tiempo, de modo que la propiedad replicativa puede estar presente en el espacio.

Uno de los elementos de prueba más valiosos es el meteorito ALH84001 [2]. Originado en Marte hace  4500 millones de años, fue expulsado unos 16 millones de años atrás y luego de viajar por el espacio llegó a la Tierra hace 13.000 años impactando en la Antártida. En 1996 la NASA anunció que en su interior se hallaban rastros de una posible forma de vida y que de acuerdo a la datación, debía corresponder a vida marciana de hace unos 3000 millones de años. Según investigaciones posteriores, esos rastros podían deberse a una contaminación posterior con el hielo de la Antártida. A día de hoy, la situación es polémica y para nada definida.  

La teoría se basa también en que el espacio intra e interestelar contiene moléculas orgánicas, esto es, algunos de los ladrillos con los que se construyen proteínas y ácidos nucleicos.

Como crítica a la panspermia natural necesitamos que alguna forma de vida pueda sobrevivir a las condiciones de expulsión, viaje y posterior reingreso a la Tierra conservando la capacidad replicativa luego del proceso.

Respecto a la panspermia dirigida, fue Frances Crick, codescubridor de la estructura de ADN, quien primero se pronunció al respecto [6]. Junto al químico Leslie Orgel, en 1973 publicó la imposibilidad teórica de que los complejos de aminoácidos y nucleótidos en que se funda la vida se generasen uno al otro. El ADN es una doble cadena de nucleótidos y es la molécula capaz de replicarse. Pero esa replicación se opera mediante la intervención de enzimas especiales que son cadenas de aminoácidos. Estas cadenas de aminoácidos están a su vez escritas en la secuencia de nucleótidos del ADN; es decir, el propio elemento que se copia induce la fabricación de las enzimas que permiten su copiado. Esta es la imposibilidad esencial que Crick hallaba en sus cuentas: la probabilidad de que ambos sistemas se montaran a la vez resultaba casi inexistente. Así las cosas, Crick propuso que el sistema se montara en aquel lugar del universo donde existiera un tercer compuesto que permitiera salir de este círculo vicioso. Desde allí sería difundido por la civilización que resultara de dicho proceso. Ya en 1993 Crick y Orgel volvieron a escribir sobre el tema sin incluir la mención a la panspermia dirigida: El ARN podía funcionar como enzima completando el proceso de copiado.

La panspermia no explica la abiogénesis (el origen de la vida) sino que exporta el problema a otro sitio del universo. Para que la panspermia fuera una explicación útil, la vida debería ser muy improbable para crearse en la Tierra pero suficientemente probable para crearse en algún sitio de nuestra galaxia, y no hay elementos para hilar tan fino.  Además al presente hay mucha evidencia de que las condiciones terrestres al momento en que se habría originado la vida pueden producir rápidamente nucleótidos y aminoácidos, moléculas orgánicas básicas para la vida, lo que sugiere que el fenómeno puede ser local.

Solo contamos con unos 200 millones de años para que estos procesos causales hubieran operado, ya que existen evidencias de estructuras similares a bacterias actuales en zonas rocosas de Canadá que datan de unos 3800 millones de años [3]. Por otra parte, hasta hace 4000 millones de años la Tierra estuvo bombardeada por meteoritos y otros despojos aún muy abundantes en su órbita que tornaban virtualmente imposibles la aparición y continuidad de los replicadores químicos. Todo parece indicar que la vida se inició en la Tierra en algún momento posterior a los 4000 millones de años atrás y que ya estaba edificada hace 3800 millones de años. Esto es muy parecido a decir que la vida apareció apenas la Tierra estuvo lista para albergarla; que la vida estuvo “esperando” a la Tierra, fuera su procedencia local o extraterrestre y que la inundó apenas la Tierra estuvo lista para ello. Esto sugiere que, más allá del modo como se hubiera generado, la vida es un fenómeno frecuente, que aparece apenas las condiciones están dadas.

Para nosotros resulta sugestivo que una teoría pregone que la vida podría haber sido implantada en la Tierra por una civilización inteligente hace 3800 o 4000 millones de años, simplemente porque la química de los complejos moleculares replicativos es muy improbable. Es sugestivo porque estudiando independientemente el modo como podrían originarse civilizaciones tecnológicas estables en el universo, sus longevidades, las estructuras que pudieron formarse en base a ellas y el modo como se relacionarían con su área de influencia espacial, hemos llegado a la conclusión de que tiene sentido buscar evidencias de que la Tierra fue intervenida y que la vida podría haber sido sembrada. 

Pero ya sea de origen local o extraterrestre a través de una panspermia  natural o dirigida, el origen de la vida en la Tierra no condiciona nuestra teoría. La abiogénesis podría haber sido terrestre y de todos modos haberse operado una intervención no humana en nuestra cultura.

Las teorías de un origen local o extraterrestre para la vida son solo hipótesis. Necesitamos evidencias y a la fecha no las hay. Ya existe la tecnología necesaria para sembrar vida en otros mundos y hay evidencias de que la vida apareció apenas la Tierra estuvo lista, pero no hay pruebas que un actor inteligente la sembrara. Nuestra hipótesis 3 b) tampoco puede probarse.

c) Intervenciones en el sistema genético para crear una especie tecnológica.

Si una civilización tecnológica hubiera llegado a la Tierra por primera vez cuando la vida ya estaba presente, entonces su objetivo de intervenir para fomentar la construcción de una CiTE hubiera requerido construir una especie inteligente primero, y tecnológica después. Para ello habría sido necesaria una intervención en el sistema biológico. 

Para intervenir nuestro sistema genético es necesario dominar una tecnología que mínimamente permita editar el ADN, esto es, cortarlo en un punto decidido a voluntad e insertar una secuencia decidida deliberadamente. En una forma muy incipiente, ya tenemos esta tecnología; estamos mejorando la técnica de edición y la oportunidad de utilizarla. 

Una tecnología para editar el ADN es, a largo plazo, una tecnología para modificar a voluntad el sistema genético. Hemos llamado autodiseño biológico a esa capacidad. Si una CiTE hubiera intervenido, entonces ya habría desarrollado esa tecnología y la habría aplicado aquí. En nuestra escala, es una tecnología tipo III, no sabemos como lograrlo, pero su desarrollo no viola ningún principio físico.

La tecnología para intervenir es entonces posible, pero necesitamos evidencias de dos hechos distintos: que el ADN ha sido efectivamente intervenido y que esa intervención tuvo como objeto remontar la línea evolutiva hacia una especie tecnológica. 

En esta entrada vimos que la búsqueda es posible y comentamos algunas cosas que ya se podían buscar. Por un lado existen secuencias en nuestro ADN donde se han acumulado cambios de una manera acelerada desde nuestro ancestro común con el chimpancé, hace 6 millones de años. Son las llamadas HAR (regiones aceleradas humanas), donde los chimpancés conservan la misma secuencia desde hace 300 millones de años mientras la especie humana ha cambiado velozmente en ese tramo.  Una fuente de evidencias más general puede ser la comparación de los genomas de especies cercanas en busca de una acumulación de mutaciones antinaturales.

El segundo elemento sospechoso es la teoría del equilibrio puntuado, una propuesta anterior al hallazgo de las HAR que realmente permite predecirlas. El equilibrio puntuado afirma que, en general, las nuevas especies se forman súbitamente y luego de formadas ingresan en un período estable, sin cambios. Si las especies cambian súbitamente necesitamos explicar cuán súbitamente cambian y si es posible que lo hagan naturalmente.

Si el sistema evolutivo genético terrestre hubiera sido intervenido con el propósito de acelerar los cambios hacia una civilización tecnológica estable, encontraríamos cosas parecidas a cambios súbitos de una especie a otra, preferentemente en la línea evolutiva que lleva a una especie tecnológica. 

En la actualidad no estamos buscando nada, pero es importante saber que hay cosas que se pueden buscar y que existe tecnología para hacerlo. Esto establece una diferencia con la pregunta sobre el origen terrestre o extraterrestre de la vida. Allí ninguna evidencia puede sacarnos de la duda. Una intervención aquí, en cambio, habría dejado huellas.

Más allá de nuestras sospechas y de la posibilidad de búsqueda, a la fecha tampoco hay evidencias de nuestra hipótesis 3 c). (Aquí, un posible candidato a organismo biológico voluntariamente modificado)


4.   Intervenciones en la cultura humana


El disparador

Nuestra hipótesis afirma que la cultura humana fue intervenida por un actor inteligente no humano para establecer una cultura altruista que aumentara nuestras chances de atravesar la inestabilidad típica y  formar una nueva civilización tecnológica estable. La forma correcta de tratar este tema es mostrar evidencias que prueben esta intervención y eso es lo que haremos de aquí en más, con cierta minucia. Pero antes de hacerlo, queremos  mostrar por qué se nos ocurrió pensar en todo esto, porque justo aquí está el disparador de toda la teoría. Luego seguiremos con el desarrollo normal de la idea.

El vértigo es una de las primeras cosas que percibimos a nuestro alrededor, todo cambia ahora más rápido que antes. Lo vemos en las cosas simples: ahora existen los teléfonos inteligentes y antes no existían, ahora existe internet y antes no existía. En la década de los 80 nos sentábamos frente a una computadora por primera vez, y en la década de los 70 mirábamos atónitos los televisores blanco y negro. Nuestros abuelos vivieron la irrupción de los electrodomésticos y nuestros bisabuelos vieron iluminarse las ciudades. Cuando miramos una película un poco vieja, debemos explicarle a nuestros hijos pequeños por qué razón el protagonista tiene un tubo en la oreja que le llega hasta la boca y del cual emerge un cable espiralado que sale de la pantalla.

La humanidad no solo cambia sino que lo hace cada vez más rápido. Entre el 1900 y el 2000 hubieron muchos más cambios que entre el 1500 y el 1600. Si las cosas cambian ahora más rápido que antes, la única forma de ver el cambio es dibujar la curva que muestra su evolución. Pero ¿Qué aspecto debemos graficar y cuán atrás nos tenemos que ir? Lo más completo es representar la evolución de la población, desde que apareció nuestra especie, hace 200.000 años. La curva ofrece una respuesta simple y tonta: sentimos una aceleración del cambio porque estamos en medio de una profunda aceleración del cambio. No lo vemos explícitamente porque el período acelerado lleva 2.000 años de 200.000 y nuestra vida solo dura  80.

Pero la misma gráfica que nos responde, a su vez formula una pregunta ¿Qué ocurrirá de ahora en más? Físicamente el crecimiento poblacional acelerado no puede mantenerse. Hay un límite en la cantidad de gente que cabe en la Tierra de modo que, en el mejor de los casos, el crecimiento se vuelve a estabilizar y la gráfica adquiere una forma parecida a la figura 1.

Es importante entender que la gráfica de la figura 1 no es una opinión, ni lo es la forma abrupta de sus curvas; es una descripción objetiva hasta el presente, y una versión probable y optimista del futuro. Este tipo de gráficas ya es conocida: se trata de una función logística o sigmoide [4], y se utiliza muy frecuentemente para representar el comportamiento de especies como la nuestra, cuyas poblaciones son estables hasta que algún factor impulsa su crecimiento; crecen mientras pueden y luego se estabilizan nuevamente.

La figura 1 describe un salto abrupto, un período estable previo al salto, un choque inmediatamente después del salto y un período estable posterior. Lo que resulta sumamente intrigante es que justo antes del salto, hace 2.000 o 3.000 años encontramos un cúmulo de historias referidas a un tiempo futuro sumamente catastrófico, muy parecidas a un aviso del choque. Muchas de esas historias están agrupadas en los textos bíblicos, y pueden rastrearse hasta un tiempo cercano a la muerte de Jesús, como el Libro del Apocalipsis, o aún anterior a Cristo como los rollos del Mar Muerto.

 

Figura 1: Evolución de la población humana. Se muestra el salto actual y el período estable previo, y se imagina un período estable posterior. Se exhibe el problema disparador: si actualmente se verifica un choque entre la humanidad y la biósfera ¿Por qué razón existen historias antiguas parecidas a un aviso del choque?


El planteo es abrumadoramente simple: ¿Por qué razón algunos sucesos del presente se parecen a ciertas historias del pasado? No se trata de un parecido inaugurado aquí. La palabra "Apocalipsis" se utiliza hoy en muchos artículos periodísticos ecologistas para calificar aspectos referidos al choque, como el cambio climático ("El apocalipsis climático ya está aquí... y somos los responsables"), el punto de no retorno ("El punto de no retorno para llegar a un apocalipsis abrasador está cada vez más cerca, según un grupo de científicos") o la extinción masiva de especies ("¿Se acerca la Tierra a un apocalipsis?"). La misma palabra que tituló un libro antiguo cuyo contenido es parecido a un "aviso del choque" se utiliza hoy para calificar el choque. Y esa palabra no significa "futuro catastrófico" ni "fin del mundo" ni "choque" sino simplemente "Revelación". Con esa traducción, el título de nuestra primera cita quedaría así: "la Revelación climática ya está aquí y somos los responsables". La pregunta es obvia ¿Por qué razón alguien en el pasado llamaría "Revelación" a un relato parecido al presente? ¿Por qué razón alguien relataría antes del salto algo tan parecido al choque resultante después del salto, y le llamaría "revelación" a su relato?

El Apocalipsis es sumamente alegórico y no es posible comprenderlo en un sentido literal, pero mucho antes que al Apocalipsis, en los rollos del Mar Muerto [5], ya encontramos referencias a un futuro catastrófico y a una maldición que cae sobre la Tierra debido a sus habitantes. Los rollos del Mar Muerto son un hallazgo arqueológico de 1947 que data del siglo I AC y que contiene entre otras cosas los dichos de Isaías, quién vivió hace unos 2800 años.  Veamos algunos párrafos donde se muestra la coincidencia:

Isaías 24

1. Miren cómo Yavé limpia la tierra, la arrasa, trastorna su superficie, dispersa a sus habitantes: 
2. al sacerdote y al laico, al amo y al esclavo, a la señora y su empleada, al vendedor y al comprador, al prestamista y al que pide prestado, al acreedor y al deudor.
3. La tierra será totalmente arrasada y completamente saqueada, porque Yavé ha hablado.
4. La tierra está de duelo y se seca, el mundo está agotado y decae, el cielo y la tierra se debilitan.
5. La tierra ha sido profanada por los pies de sus habitantes, que pasaron por alto las leyes, violaron los mandamientos y no cumplieron el contrato eterno.
6. Por eso, una maldición ha devorado la tierra por culpa de sus habitantes; por eso, se han ido muriendo y sólo quedan unos pocos.

Lo mismo ocurre con este versículo.

Isaías 51

6. Levanten los ojos al cielo y miren después al suelo. Miren que los cielos se derriten y se hacen humo y la tierra se deshace como la ropa mientras sus habitantes mueren como moscas. Pero mi salvación durará para siempre y mi justicia nunca se acabará.

Isaías es particularmente insistente al hablar de un problema con la Tierra. Menciona un futuro en el que los hombres agotarán la Tierra, la gastarán, la profanarán,  en el que una maldición caerá sobre la Tierra debido a sus habitantes. Algo muy parecido al choque de la figura 1, a la inestabilidad de la que hemos hablado largamente, donde el CO2 se acumula en la atmósfera, el plástico contamina los océanos y la sobreexplotación de recursos crece con la población y la tecnología.

El choque entre la civilización y el medioambiente no es consecuencia de una impronta cultural apocalíptica, no es el resultado de una programación ideológica hacia un "fin de los tiempos" o algo similar; el  choque se debe a la evolución natural de las poblaciones aplicada a nuestra civilización y aunque nuestra cultura hubiera sido otra, de todos modos la humanidad se habría chocado con los límites del mundo. Si realmente existe un bloque cultural previo al choque parecido a un aviso del choque, debe ser explicado, porque el choque no es consecuencia del aviso y porque los hombres no podían saber del choque hace unos milenios atrás.

Lamentamos que el disparador sea tan decepcionantemente simple pero realmente nos sorprende que nadie se sorprenda. ¿No es curioso que el presente sea sospechosamente parecido a ciertas historias del pasado y que uno de los relatos que lo revela se llame "Revelación"? ¿Cómo pudo saber alguien hace 2800 años que en el futuro la Tierra se gastaría y se contaminaría debido a sus habitantes?

Hay tres posiciones para responder estas preguntas.

  1. Un ser místico nos avisó; lo sabía porque es omnisciente; su objetivo es que la humanidad se integre a su reino.
  2. Nadie nos avisó nada. La coincidencia entre los relatos antiguos y el choque actual es solo casual y aparente. La coincidencia que describe la figura 1 es casualidad.
  3. Alguien nos avisó, pero no fue un ser místico. El universo tuvo tiempo para formarlo. El aviso no es una profecía sino un pronóstico: El choque descripto es típico, ocurre siempre, es solo que no conocemos otros casos.

La primera posición no es una respuesta sino la misma pregunta  cambiada de forma. Un ser místico es un ser misterioso, y por lo tanto no podemos explicar como se originó su capacidad para saber del choque.

La tercera posición es nuestra postura aquí. Mostramos que el choque es típico, que forma parte del proceso de construcción de tecnología; que la misma física que construyó nuestra civilización tecnológica pudo generar otras mucho antes; que la tecnología puede ser sustentable; que los individuos necesarios para ello son posibles pero poco probables; que es necesario que funcione una cultura altruista durante mucho tiempo para que la selección natural pueda construir una genética que haga estable la tecnología resultante; que un esporádico caso exitoso puede modificar las probabilidades de éxito de las demás mediante el intervencionismo inteligente.

La segunda posición, que argumenta una coincidencia casual y aparente perderá  fuerza conforme mostremos la profusión de elementos culturales consistentes con nuestra posición.

Esta coincidencia entre el choque presente y los avisos del pasado son el disparador de toda la idea. Todo lo que hicimos hasta ahora en este blog fue mostrar que la humanidad se dirige a un choque, que ese período inestable es típico, que es parte de un proceso general que fabrica tecnología en el universo, que una cultura altruista sostenida puede generar individuos que atraviesen ese período crítico, que los individuos necesarios son posibles aunque muy poco probables, pero que una vez generado un caso exitoso, este puede modificar las probabilidades de ocurrencia de los otros casos mediante la intervención Inteligente.


5.   Resumen

La Tierra podría haber sido intervenida en cualquier fase de su evolución, pero en ese caso habrían quedado evidencias. No encontramos esas evidencias ni antes de la aparición de la vida ni en la abiogénesis ni en el sistema evolutivo genético, aunque en este ultimo caso ya podríamos buscarlas.

Creemos, en cambio, que sí hay evidencias de que nuestra cultura fue intervenida en el pasado. La búsqueda fue disparada por las coincidencias entre el choque que actualmente experimentamos contra los límites de mundo y ciertos relatos del pasado parecidos a un aviso de ese choque.

En las entradas que siguen mostraremos que si refinamos los detalles de una intervención cultural por parte de una CiTE o un agregado de ellas, encontramos evidencias de muchos de esos detalles, al menos en los textos bíblicos.

Intervenir la cultura de una especie de otro mundo es una gran gesta. Creemos que la intervención cultural en la Tierra siguió un programa preestablecido con el objeto de inyectar replicadores culturales en nuestra especie, para crear, tiempo después, una genética que nos permitiera atravesar la inestabilidad típica que estamos experimentando justo ahora. Y que además del eventual aviso sobre una inestabilidad típica en la Tierra, hay evidencias de muchos otros detalles de ese programa, desde la formación del pueblo que funcionó como vector de las inyecciones culturales hasta el choque presente. 

En las siguientes entradas desarrollaremos esos temas y mostraremos lo que hemos encontrado.

_________________________

[1]https://www.bbc.com/mundo/vert-fut-57094254
[2]Kathie L. Thomas-Keprta, Dennis A. Bazylinski, et al. (2000)
Elongated prismatic magnetite crystals in ALH84001 carbonate globules:: Potential Martian magnetofossils. Geochimica et Cosmochimica Acta, Volume 64, Issue 23, pages 4049-4081.
[3]Dodd, M., Papineau, D., Grenne, T. et al. (2017) Se precipitan evidencias de vida temprana en el respiradero hidrotermal más antiguo de la Tierra. Nature 543, 60–64. https://doi.org/10.1038/nature21377
[4]https://es.wikipedia.org/wiki/Funci%C3%B3n_log%C3%ADstica_generalizada
[5]http://dss.collections.imj.org.il/es/isaiah#
[6]F.H.C. Crick, L.E. Orgel. (1973) Directed panspermia, Icarus, Volume 19, Issue 3, Pages 341-346

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9.1 Intervenciones en la cultura. El disparador por Cristian J. Caravello se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución 4.0 Internacional.

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